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Qué es la Deflación – Todo lo que necesitas saber

A menudo se nos dice que la inflación es mucho mejor que la deflación. ¿Pero qué es exactamente la deflación? Esto lo analizamos a continuación, y vemos por qué existe un tipo de deflación que es muy positiva para la sociedad.

Contenido

Qué es la deflación

La deflación es popularmente entendida como una situación en la que los precios de las cosas bajan. Esto es lo opuesto a lo que estamos acostumbrados e incluso entendemos como normal: que los precios continuamente suban.

No obstante, cabe remarcar que existen realmente dos definiciones distintas para explicar lo que es la deflación. Veámoslas en más detalle:

Definición original

Originalmente la deflación se refería a una disminución de la oferta monetaria. O sea, a una disminución de la cantidad de dinero existente en la economía. Y vendría a ser lo contrario a imprimir dinero.

Como comparación, y usando la misma lógica, la inflación se refiere a un aumento de la cantidad de dinero existente en la economía. Es decir, que la oferta monetaria se infla.

A pesar de que pueda ser difícil imaginarnos que la cantidad de dinero en la economía disminuya, esto es algo que podría ocurrir si los bancos centrales decidiesen llevar a cabo políticas monetarias restrictivas. Esto se llevaría a cabo para lograr estabilidad de precios.

De la misma forma, también podría ocurrir si los bancos comerciales dejasen de conceder nuevos créditos a ciudadanos y empresas, y exigiesen el repago de las deudas existentes. Tal práctica tendría como consecuencia una disminución de la cantidad de dinero en la economía.

Definición actual

En la actualidad, se usa el término deflación para referirnos a una caída del nivel de precios. Es decir, cuando el coste de la vida se abarata y tenemos que pagar menos dinero por las cosas.

Desde un punto de vista teórico, la caída de precios suele ser una consecuencia de la deflación. Al haber menos cantidad de dinero en la economía, los precios deben ajustarse a la baja. Pero, como ya hemos comentado, desde hace ya bastante tiempo que los términos deflación e inflación se usan para referirse al nivel de precios.

Así pues, podemos afirmar que ha habido deflación importante en ciertos artículos a lo largo de las últimas décadas: televisores, ordenadores, teléfonos móviles, servicios de comunicación, internet, películas y series, e incluso billetes de avión.

Los precios de todos estos productos y servicios han estado bajando durante décadas, al mismo tiempo que las prestaciones de la mayoría de ellos aumentaban. Si lo piensas, un ordenador actual es mucho más barato, y potente, que uno de hace 30 años.

Realmente este fenómeno ha sido muy positivo para la sociedad, puesto que ha popularizado y hecho más accesibles todos estos bienes. Cosa que ha servido para aumentar el nivel económico de la gente.

La cuestión es, por lo tanto, por qué la deflación tiene tan mala reputación cuando se habla de ella.

Tipos de deflación

La deflación puede ser algo genial para la economía y la sociedad en general. O algo muy doloroso para mucha gente. Y esto se debe a que realmente existen dos tipos de deflación: la buena y la mala.

Deflación buena

La deflación buena, que también podríamos llamar deflación natural, es la que se da cuando el desarrollo económico y tecnológico de una sociedad permite producir bienes y servicios de forma más eficiente y barata.

Si con la misma cantidad de recursos (humanos, de capital, maquinaria, etc.) somos capaces de producir más bienes, esto hará que el precio unitario de esos bienes disminuya. Y ese abaratamiento hará posible que un segmento más amplio de la población sea capaz de permitirse esos bienes.

Como ves, esa deflación es buena. Vendría a ser lo que ha ocurrido con los ordenadores, los móviles o las televisiones planas. Hasta hace un par de décadas, eran artículos de lujo que solamente los más ricos podían permitirse.

De hecho, en la película Wall Street, en la que Michael Douglas interpreta a un magnate multimillonario en los años 80, se pueden apreciar uno de los primeros móviles y una pequeña televisión portátil. Compara esos artículos con tu móvil o iPad actuales. Ciertamente el abaratamiento y mejora de esos artículos han sido positivos para todos.

Date cuenta que este tipo de deflación es natural. Pues es la consecuencia del crecimiento económico que experimenta la sociedad.

Si el tamaño de la economía realmente crece, digamos, un 2% anual, esto significa que la cantidad de bienes y servicios aumenta en un 2%. Y, si la cantidad de dinero en la economía no ha cambiado, los precios deberían reducirse aproximadamente un 2%.

Si los precios suben cuando hay crecimiento económico es simplemente ¡porque la cantidad de dinero ha crecido todavía más! Que no te hagan creer que la subida del coste de la vida es el precio a pagar por tener crecimiento económico. Todo lo contrario. Si los precios suben es, simplemente, porque la cantidad de dinero ha aumentado.

Así pues, lo que hemos experimentado con productos tecnológicos o billetes de avión, los cuales también se han hecho accesibles a muchísima más gente, es lo que cabría esperar de una economía que crece: lograr que cada vez haya más personas que se puedan permitir un mejor nivel de vida.

De hecho, ha habido periodos de continua deflación, crecimiento económico y mejora del nivel de vida a lo largo del siglo 19 y principios del 20. Esto se debe a que, en esa época, la cantidad de dinero en la economía era muy estable, por lo que los precios tendían a bajar.

Y, por si te lo estás preguntando, los salarios no bajaban. Pues ese crecimiento económico se traducía realmente en que esos salarios cada vez gozaban de un mayor poder adquisitivo.

Deflación mala

También puede existir, en según qué circunstancias, la deflación mala. Esto se produce normalmente cuando ha habido una burbuja inmobiliaria o bursátil, y el crédito bancario se paraliza. Acuérdate del periodo 2008-2012 en España.

Este tipo de deflación afecta especialmente a la valoración de los activos: inmuebles, acciones, etc. Raramente llevará a un abaratamiento de los artículos que consumimos en el día a día: comida, electricidad, transporte público, etc.

Se dice que es deflación mala porque reduce el patrimonio nominal de mucha gente, y puede llevar a la bancarrota a aquellos individuos y empresas altamente endeudados. Al mismo tiempo, suele venir acompañada de una recesión económica.

Como puedes ver, este tipo de deflación no es natural. No es provocada por el crecimiento económico de la sociedad, sino por el pinchazo de una burbuja crediticia.

Por qué los bancos centrales dicen que la deflación es mala

En el apartado anterior hemos podido ver las diferencias entre la deflación buena y la mala. Son causadas por motivos muy distintos, y llevan a resultados opuestos. Por lo que realmente no tiene ningún sentido hablar de la deflación sin especificar de cuál estamos hablando.

Nadie podría oponerse a la deflación buena. Es el resultado natural de una economía sana y en crecimiento, más eficiente, y capaz de producir más bienes y servicios con los mismos recursos. Esto lleva a una mejora del nivel de vida para gran parte de la población.

Por lo que cabe preguntarse, ¿Por qué la prensa y los bancos centrales insisten en que la deflación es muy negativa? Pues porque vivimos en un mundo inundado por deuda, y tienen mucho miedo de que las burbujas en los precios de los activos exploten, lo cual llevaría consigo deflación mala.

¿Y a quién afectaría más esa deflación mala? A los gobiernos. Y debemos recordar que en el fondo los bancos centrales están ahí, entre otras cosas, para asegurarse de que los gobiernos puedan seguir gastando sin tener que afrontar la realidad económica del país.

Por este motivo es importante distinguir entre la deflación en las cosas que consumimos a diario, cosa muy positiva, y el pinchazo de una burbuja bursátil e inmobiliaria que haría que los estados fuesen incapaces de financiar sus deudas.

Lo primero sería genial para todo el mundo. Es lo que ha hecho posible que hoy en día vivamos mucho mejor que hace 200 años. Y realmente todo el mundo debería querer que el coste de la vida bajase.

Lo segundo es simplemente lo que les conviene a los gobiernos, que muy a menudo es lo opuesto a lo que le conviene a la población.

El gran mito sobre la deflación

Por último, y antes de concluir el artículo, quería refutar algo que las autoridades monetarias, incapaces de ser honestas con la población, repiten continuamente cuando sale la palabra deflación.

Según sus palabras, la deflación es mala porque hace que la gente deje de consumir, esperando a que los precios bajen todavía más. Es algo que puede sonar lógico, pero que carece de todo sentido si lo pensamos bien.

La deflación buena haría bajar el precio de las cosas a un ritmo de aproximadamente el 2% anual. Yo no me puedo imaginar a nadie que decidiese no comprar unos vaqueros hoy, con la esperanza de encontrarlos un 2% más baratos el año que viene. Nadie. Y esto es válido para el gasto en comida, ocio, moda, tecnología, viajes, coches, libros, etc.

Nadie pospone el consumo de algo para ahorrarse un 2% dentro de un año. Y mucho menos para ahorrarse un 0,5%, como insinuaba el Banco Central Europeo en 2015.

Y hay multitud de ejemplos para ello. Los artículos que han gozado de deflación buena a lo largo de las últimas décadas (móviles, ordenadores, televisores, viajes) son también los que más han visto su consumo crecer. Cosa que demuestra que la deflación no destruye consumo, ¡sino que lo crea! Cuanto más barato sea algo, más consumo habrá.

La única compra que una persona pospondría en caso de deflación sería la de activos (inmuebles, acciones, etc.) en caso de deflación mala. Pero esto no tiene nada que ver con tratar de convencernos de que un aumento del coste de la vida es bueno para la población, porque sencillamente no lo es.

Espero que esta explicación sobre qué es la deflación te haya resultado útil e interactiva. Si es así, te animo a que te suscribas a mi newsletter:
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