Saltar al contenido →

Por qué los Tipos de Interés No Pueden Subir

La cosa más atípica de la situación financiera actual son los tipos de interés negativos. Aparte de inefectivos, causan mucha incertidumbre entre inversores y la ciudadanía en general. En este artículo analizo por qué los tipos de interés NO pueden subir en la actualidad.

Contenido

Introducción

El periodo previo a la crisis iniciada en 2008 vino marcado por una expansión del crédito sin precedentes. El aumento de la deuda se concentró sobretodo en el mercado inmobiliario, provocando la aparición de burbujas bursátiles en multitud de países. Algunos ejemplos fueron España, Reino Unido o Estados Unidos.

El estallido de la crisis de 2008 llevó a los bancos centrales a bajar los tipos de interés a mínimos históricos. La justificación inicial fue que tener los tipos de interés bajos iba a estimular la inversión y el consumo, lo cual reactivaría la economía. Más de una década más tarde podemos afirmar que la economía no volvió a repuntar como se esperaba.

Tipos de interés históricos del Banco Central Europeo

Sin embargo, los bancos centrales han seguido insistiendo en la política de bajos tipos de interés, implementando en muchos casos intereses negativos por primera vez en la historia. Además, también se han llevado a cabo programas de compra de deuda, con el objetivo de que los intereses de la deuda de países y empresas bajaran.

Eso ha causado un trasvase de riqueza de ahorradores a deudores. Los ahorradores ya no reciben intereses. A fin de cuentas, ése es el propósito de la política de los bancos centrales. Al mismo tiempo, la expansión monetaria ha causado una inflación importante, especialmente en los mercados de activos, como inmuebles, acciones y oro.

Si bien los resultados económicos no han mejorado, nada nos hace pensar que los bancos centrales decidan cambiar el rumbo a estas alturas. En este artículo analizaremos por qué los tipos de interés no pueden subir en la situación macroeconómica actual. También veremos qué debería ocurrir para que volviesen a subir algún día.

Contexto histórico: los tipos de interés llevan 40 años bajando

A la hora de analizar la situación de los tipos de interés, a menudo estamos tentados en fijarnos solamente en datos desde el año 2008, o 2000. Sin embargo, el ciclo actual de los tipos de interés empezó a principios de los años 80. Es importante ser conscientes de ello para entender qué podría ocurrir en el futuro.

Hasta 1971, el sistema monetario entonces vigente, conocido como Bretton Woods, establecía que el dólar norteamericano estaba respaldado por oro, a un tipo de cambio de 35 dólares por onza. Al mismo tiempo, las otras divisas principales tenían un tipo de cambio fijo con el dólar.

Por lo tanto, todas las divisas principales estaban respaldadas, de forma directa o indirecta, por oro. Eso otorgaba mucha estabilidad al sistema, y evitaba que ningún país cayera en la tentación de imprimir dinero de forma descontrolada.

Sin embargo, los grandes déficits que tuvo Estados Unidos a lo largo de los años 60 forzaron al presidente Richard Nixon a suspender la convertibilidad del dólar en oro. El problema es que Estados Unidos había emitido muchos más dólares de los que podría haber emitido si hubiera tenido en cuenta las reservas de oro que tenía. Así que hubiera sido incapaz de cumplir la promesa de intercambiar esos dólares por oro.

Los años 70 vinieron marcados por una fuerte expansión monetaria, ya que por primera vez en mucho tiempo los gobiernos no estaban restringidos por la cantidad de oro que tenían. Eso trajo consigo una fuerte devaluación de todas las divisas, inflación de dos dígitos y estancamiento económico. A esa época se la conoce como “estanflación”.

Para poner fin a esa espiral inflacionaria, la Reserva Federal subió los tipos de interés hasta el 22% en 1981. Y funcionó. Estados Unidos fue capaz de restaurar la credibilidad en el dólar. La inflación empezó a moderarse. El resto de bancos centrales también implementaron medidas similares.

No obstante, desde 1981 los tipos de interés no han hecho otra cosa que bajar. Cada recesión económica o crash bursátil ha venido acompañado de tipos de interés cada vez menores, y más deuda. Y cuando la economía se ha recuperado, los tipos de interés nunca han vuelto a los mismos niveles.

En el siguiente apartado analizamos por qué el sistema actual necesita de tipos de interés cada vez menores para funcionar.

Consecuencias de tener los intereses en mínimos históricos

Los tipos de interés fijan cuál es el precio de mover dinero a través del tiempo. Cuando los tipos son del 10%, 1.000€ hoy equivalen a 1.100€ dentro de un año. Sin embargo, cuando los tipos son del 0%, 1.000€ hoy equivalen a 1.000€ en un año.

Eso es válido tanto si somos ahorradores como deudores. Cuando los intereses son altos, ahorrar compensa mucho, y endeudarse sale muy caro. Si los intereses son bajos, ahorrar deja de ser interesante, y endeudarse sale mucho más a cuenta.

La continua bajada de los tipos de interés a lo largo de las últimas décadas ha llevado a un aumento sin precedentes de los niveles de deuda.

A fin de cuentas, si quiero pagar 1.000€ de hipoteca al mes durante 25 años, el importe que puedo pedir prestado dependerá de los intereses. Al 12% podría pedir 95.000€. Al 7% podría pedir 141.000€ prestados. Y al 1% podría pedir 265.000€.

A raíz de eso, todos los agentes económicos han incrementado su endeudamiento de forma masiva. Familias, empresas, bancos y gobiernos. Y eso hace que el sistema sea incapaz de tolerar subidas en los tipos de interés.

El siguiente gráfico muestra el nivel de deuda relativo al PIB en Estados Unidos a lo largo de los últimos 100 años. Y prácticamente todos los países desarrollados, incluida China, están en la misma situación:

Datos de la Reserva Federal

A nivel individual, imagina que pediste 265.000€ de hipoteca pensando que los tipos se mantendrían al 1%, y tú seguirías pagando 1.000€. Si ahora te suben los tipos al 4%, tu cuota aumentaría a 1.400€. Y si suben al 10%, la cuota sería de 2.400€. Piensa cuál sería el efecto que eso tendría sobre las familias, las empresas y, sobretodo, los gobiernos.

Los tipos de interés no pueden subir con el paradigma actual

Así pues, el problema de la política monetaria que viene aplicándose a lo largo de las últimas 4 décadas es que hay un exceso de deuda en el sistema. Los tipos de interés no se pueden normalizar hasta que los niveles de deuda se hayan reducido de forma drástica. Sin embargo, eso no es tarea fácil. Especialmente cuando los bancos centrales siguen insistiendo en que la cura para una crisis de exceso de deuda es… crear más deuda.

Desapalancamiento deflacionario

Soy consciente de que habrá gente que se plantee qué ocurriría si, por algún motivo, los bancos centrales deciden subir los tipos de interés de forma repentina.

La consecuencia lógica sería una ola masiva de quiebras. Mucha gente sería incapaz de pagar sus hipotecas, muchas empresas se verían forzadas a declarar la quiebra y los gobiernos deberían reestructurar su deuda, con lo cual se verían obligados a equilibrar sus presupuestos de forma inmediata. A tal proceso se le conoce como desapalancamiento deflacionario.

Quién sabe. A lo mejor una crisis de este estilo sería beneficiosa a medio y largo plazo. Pero es obvio que ni el sistema ni los gobiernos quieren pasar por el dolor que supondría ese tipo de desapalancamiento en el corto plazo. Especialmente porque los gobiernos son los principales interesados en seguir aumentando su gasto.

Lo cual nos lleva a la otra forma de reducir la deuda en el sistema: el desapalancamiento inflacionario.

Desapalancamiento inflacionario

El desapalancamiento inflacionario es el proceso mediante el cual el nivel de endeudamiento se reduce debido a la inflación. Es decir, el valor de las deudas se reduce con respecto al nivel de precios en la economía.

Este es el método preferido por las autoridades para hacer que el sistema sea más estable. Para que lo entiendas, se trata de una situación en la que tenemos los tipos de interés fijados, digamos al 0%, y la inflación es del 4% anual.

Eso hace que los tipos de interés reales (ajustados por la inflación) sean del -4%. Eso significa que esa deuda se devalúa en un 4% cada año. Al cabo de una década esa devaluación puede ser muy notable.

De hecho, los países europeos redujeron su deuda tras la segunda guerra mundial de esta forma. Las autoridades monetarias no permitieron que los tipos de interés subieran. Así que la inflación poco a poco hizo su trabajo.

En un proceso de desapalancamiento inflacionario el valor de los ahorros de la población disminuye de forma muy sustancial, sobretodo a largo plazo. A los bonos y a los depósitos se les pasa a llamar certificados de confiscación. Puesto que garantizan que vamos a perder riqueza.

Si bien tal proceso puede ser moderado y lento, también puede ser rápido y dramático si las autoridades pierden el control sobre la situación monetaria. Eso ocurre cuando la inflación se pone en dos dígitos sin que los tipos de interés puedan subir, o si llegamos a un escenario de hiperinflación, en el que el valor de todos los ahorros y todas las deudas desaparece por completo.

Como ves, sea de forma lenta o de forma súbita, no hay duda de que la política de los bancos centrales (tipos de interés muy bajos, programas de compras de bonos para controlar los tipos de interés a largo plazo y expansión monetaria) nos indica que, en caso de que tengamos desapalancamiento en el sistema, probablemente vendrá del lado de la inflación.

Cómo invertir y planificar teniendo eso en cuenta

Ya hemos visto que el sistema tiene un exceso de deuda muy importante. Lo cual significa que esas deudas no pueden ser sostenidas a largo plazo sin medidas monetarias extremas. Por lo que probablemente acabarán siendo devueltas con dinero devaluado. Entender eso es clave para decidir lo que es óptimo para nosotros, sobretodo a largo plazo.

Por un lado, es obvio que el sistema seguirá favoreciendo a los deudores en detrimento de los ahorradores. Los tipos de interés reales negativos seguirán aquí. Por lo que puede ser un buen momento para asumir deuda buena a bajos tipos de interés. Los tipos hipotecarios actuales están subvencionados por los bancos centrales. Puede ser buena opción hacer uso de ellos.

En cuanto a si debes optar por hipoteca fija o variable, eso depende de lo que creas que va a ocurrir. La hipoteca variable saldrá mejor si crees que los bancos centrales no permitirán que aumenten los tipos de interés, aunque la inflación suba, que es lo que parece más probable.

Pero la hipoteca fija te garantiza que, aunque la inflación se descontrole por completo, los intereses no van a aumentar. Una comparativa más detallada la encontrarás aquí:
Hipoteca Fija o Variable – Análisis Comparativo

Por el otro lado, debemos decidir qué hacer con nuestros ahorros. Cuando digo que los ahorradores saldrán perdiendo no quiero decirte que no debas ahorrar. Tú debes seguir haciendo crecer tu patrimonio, para lo cual ahorrar es fundamental. Pero también será necesario que inviertas la mayor parte de tus ahorros.

El valor del dinero líquido, así como el de la renta fija (que viene a ser dinero líquido a recibir en el futuro), probablemente caerá de forma sustancial, por lo que, si bien es importante tener siempre cash para imprevistos y para aprovechar un posible crash en el mercado, un buen porcentaje de tu dinero deberá ir a activos que puedan protegerte de esa inflación o incluso beneficiarte.

Hay muchos activos que pueden servirte para ello: oro, acciones, commodities, inmuebles y criptomonedas. Date cuenta de que el precio de todos ellos puede subir si aumenta la masa monetaria en la economía. Si quieres profundizar más sobre qué activos nos convendría tener, echa un vistazo a este artículo:
¿Dónde Invertir en caso de Hiperinflación?

Qué tendría que ocurrir para que subiesen los intereses

Por último, ¿significa eso que los tipos de interés no van a subir nunca más? Ni mucho menos. Los tipos de interés pueden volver a subir en algún moento. Pero no mientras el paradigma actual siga vigente. Además, debemos destacar dos tipos de subidas de tipos de interés:

En primer lugar, los tipos de interés podrían subir ligeramente a medio plazo si la inflación sube de forma sustancial. No obstante, eso no implicaría un cambio de paradigma, sino la confirmación de que estamos en medio de un proceso de desapalancamiento inflacionario.

Para que lo entiendas más fácilmente, veámoslo con un ejemplo simple. En la actualidad podemos tener tipos de interés al 0% y la inflación al 2%. Eso significa que el tipo de interés real es del -2% y la deuda se devalúa un 2% cada año.

Si la inflación sube al 6%, puede que permitan que los tipos de interés suban al 2%. No obstante, eso significaría que los tipos reales pasan a ser del -4%. Con lo que los tipos de interés reales habrían caído, incluso con una subida de los tipos nominales.

Eso es lo que podría ocurrir en primera instancia. Y no es motivo de preocupación como deudores, siempre y cuando podamos pagar los intereses. A fin de cuentas, si tenemos una hipoteca en tal escenario, nuestro inmueble se apreciaría mucho más que esos intereses.

A largo plazo, y una vez el sistema se haya desapalancado, sí que podríamos ver subidas de tipos de interés reales sustanciales. Pero recuerda que, para llegar a tal punto, el valor de los ahorros y de las deudas habrá tenido que ser reducido de forma muy drástica.

Al mismo tiempo, para llegar a tal punto sería necesario que los gobiernos y las autoridades monetarias renunciaran a manipular la política monetaria para conseguir sus propios intereses. Eso significa que la época de elevados déficits públicos debería acabarse, la deuda se tendría que reducir, y se debería procurar que el sector privado no se sobreendeudara. Y en caso de que eso ocurriese, el sector público no debería salir al rescate del sector privado.

En mi opinión estamos muy lejos de eso, ya que hoy en día prácticamente ningún político aboga por la responsabilidad fiscal y el libre mercado. Partidos políticos de todos los colores parecen empecinados en aumentar el gasto público y el nivel de regulación (y control) sobre la economía. Lo cual nos llevará a aumentar aún más la deuda, haciendo que un desapalancamiento inflacionario sea cada vez más inevitable.

Si te ha gustado este análisis, te invito a que te suscribas a mi newsletter:
Finanzas Claras

Publicado en Economía

Los comentarios están cerrados.