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Para quién es Mala la Inflación

La inflación es un tema que genera mucho interés, puesto que nos afecta a todos continuamente. Y la información que recibimos al respecto es, normalmente, de muy baja calidad y poca honradez. A continuación, hablamos de lo más importante: para quiénes es más mala la inflación.

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Qué es la inflación

Como introducción hablemos antes que nada sobre qué es la inflación. Puesto que incluso en eso hay mucho desconocimiento. Básicamente hay dos cosas distintas, si bien relacionadas, que reciben el nombre de inflación.

El origen de la palabra inflación viene de inflar. Históricamente se hablaba de inflación cuando el gobierno o banco central de un país inflaba la masa monetaria. Es decir, cuando aumentaba la cantidad de dinero en la economía, lo que se conoce popularmente como “imprimir dinero”.

Por lo que una forma de entender la inflación es simplemente como un aumento de la cantidad de dinero existente.

La segunda definición de inflación es la que se usa comúnmente hoy en día: la inflación se refiere a una subida general del precio de las cosas. Es decir, a un encarecimiento del coste de la vida.

En este sentido, que los precios suban es una consecuencia directa de que haya aumentado la cantidad de dinero en circulación. Si hay más dinero, los precios suben. No es economía, es sentido común.

A lo largo de este análisis usaremos la segunda definición de inflación. Es decir, aquella que hace referencia a un aumento de los precios y un encarecimiento del coste de la vida.

No obstante, recuerda que los precios no suben por que sí, como nos dan a entender nuestros políticos. Sino que se deben a las políticas monetarias expansivas que ellos mismos han introducido. Por lo que los culpables de la inflación no son ni las empresas, ni los trabajadores, ni los ahorradores, ni los pensionistas. Aquí los únicos responsables son los políticos y sus burócratas.

El dinero no es riqueza

Antes de empezar el análisis sobre los grupos que más padecen la inflación de precios, me gustaría aprovechar la ocasión para dejar clara una cosa muy importante. Y es que el dinero, entendido como euros, dólares o pesos, no es riqueza.

El dinero es tan sólo un instrumento que usamos comúnmente para hablar sobre precios y riqueza. Pero no es riqueza en sí misma.

¿A qué me refiero con eso? Pues a que el dinero tan sólo vale lo que te permite comprar. Tener 1 millón de euros a priori suena muy bien. Pero si el precio de una barra de pan ha subido a 2 millones de euros, tener ese millón de euros ya no parece tan interesante.

Interiorizar eso es muy importante, puesto que a menudo las autoridades tratan de confundirnos. Lo harán cuando hablen sobre quién es rico, qué se considera un salario alto, si el salario mínimo es demasiado alto o bajo, etc. Ellos siempre hablan de dinero. Pero lo importante es la riqueza que se puede adquirir con ese dinero.

Si consiguiéramos un 10% de rentabilidad en nuestras inversiones y nos subiesen el salario un 5%, ¿estaríamos contentos? Pues depende. Si los precios no han subido, probablemente sí. Pero si la inflación ha sido del 20%, pues está claro que no.

Recuerda eso: la riqueza son los bienes y servicios que usamos a diario: comida, ropa, electricidad, agua, coches, casas, viajes, restaurantes, etc. No el dinero en sí mismo.

Para quién es mala la inflación

Hablemos finalmente sobre los grupos para los que la inflación es mala. Estos grupos no son exhaustivos, ni tampoco exclusivos. Una persona puede formar parte de varios grupos al mismo tiempo. De hecho, una misma persona podría sufrir de la inflación en ciertos aspectos, y beneficiarse en otros. En otro artículo veremos quiénes se benefician de la misma.

Veamos, pues, quién sufre más por los nocivos efectos de la inflación:

Clases bajas

En general, cuanto más bajo sea el nivel socioeconómico de una persona, más va a sufrir debido a la inflación. Por este motivo, las clases bajas son las más vulnerables. De ahí que se diga que la inflación es un impuesto altamente regresivo: afecta más a quien menos tiene.

Independientemente de su edad o circunstancias en la vida, las clases bajas suelen verse obligadas a gastar la práctica totalidad de sus ingresos mensuales para vivir. Para ellos no suele existir la posibilidad de ahorrar algo a final de mes.

Y piénsalo: si el 100% de tus ingresos mensuales va destinado a pagar alquiler, facturas, comida y transporte, ¿qué harás si el coste de todos ellos aumenta en un 10%? Pues te verás obligado a hacer sacrificios, no hay otra. Por lo que un aumento de los precios lleva a una caída del nivel de vida de las clases bajas.

Curiosamente, los políticos tienden a decir que sus planes de gasto público tienen como objetivo beneficiar a los colectivos más vulnerables. Algo totalmente absurdo.

La mayoría de trabajadores

Otro grupo que sufre con la inflación es el de la mayoría de trabajadores. Y aquí me refiero realmente a trabajadores de todos los niveles: gente con salarios muy bajos, rentas medias y también personas con salarios muy elevados.

¿Por qué? Pues porque los salarios suelen subir a posteriori. Es decir, si los precios suben un 5%, esos trabajadores tendrán que hacer frente a esos precios de forma inmediata. Pero lo más normal es que sus salarios tan sólo suban una vez al año. Por lo que siempre van por detrás de la inflación.

Y eso asumiendo que sus salarios suban al mismo ritmo que lo hacen los precios. Si los datos sobre la inflación oficial son artificialmente bajos, es muy probable que los salarios suban menos que el coste de la vida. Por lo que, en términos de riqueza y no de dinero, sus salarios están bajando.

De la misma forma, de muy poco sirve subir el salario mínimo si el coste de la vida sube a un ritmo superior.

Y hablo intencionadamente de la mayoría de trabajadores porque hay algunos que son capaces de ajustar sus precios al alza inmediatamente. Por ejemplo, alguien que se dedique a hacer renovaciones del hogar como autónomo será capaz de ajustar sus precios más a menudo que un empleado de una empresa o un funcionario.

Contribuyentes

Los contribuyentes, independientemente de si pagan muchos o pocos impuestos, son otro colectivo fuertemente penalizado por la inflación. Y no debería sorprendernos si somos conscientes de que el gobierno es el mayor beneficiado de la misma. Hay tres formas principales en las que los contribuyentes pueden verse afectados cuando la inflación es alta.

En primer lugar, aquellos que tengan ingresos van a tener que pagar más impuestos sobre la renta. ¿Por qué? Pues porque la mayoría de países tienen impuestos progresivos: cuanto más ganas, mayor porcentaje pagas. Y lo que ocurre cuando hay inflación es que los tramos que se usan para el cálculo de los impuestos no se actualizan al mismo ritmo que los precios.

Si los precios suben un 5%, los tramos deberían subir un 5% también. Pero raramente es así. Con lo que cada vez habrá más gente pagando en los tramos superiores. Cada vez habrá, según lo que considera el gobierno, menos rentas bajas, y más rentas medias y altas.

En segundo lugar, aquellos que tengan inversiones y patrimonio verán cómo el precio de sus activos tiende a subir. Eso se debe a que todos los precios están subiendo, no a que ellos sean más ricos. Sin embargo, el gobierno les dirá que han tenido un beneficio y querrá una parte del mismo.

Inflación elevada e impuestos sobre las inversiones se traduce de facto en expropiación. Imagina la siguiente situación. Los precios suben un 10%. El precio de tus activos también sube un 10%. No has ganado nada realmente. Pero el gobierno te dice que debes pagar un 30% de tus “ganancias” en impuestos. De facto el gobierno te ha quitado un 3% de tu patrimonio. Y para más inri, algunos te dirán que pagas menos que un trabajador.

Precisamente por eso todas las ganancias del capital deberían estar deflactadas, es decir, tributar solamente por lo que se gana por encima de la inflación.

En tercer lugar, cuando el precio de las cosas sube, todo lo que compramos es más caro. Y lo que también sube es lo que se lleva el gobierno en concepto de IVA. Por lo que todos los consumidores, como contribuyentes, se ven afectados.

Ahorradores

Muchos lectores estaban esperando este punto. Y es que no hay duda de que los ahorradores ven cómo sus ahorros se devalúan a una velocidad vertiginosa cuando hay inflación.

Esto es especialmente cierto cuando los productos de ahorro teóricamente sin riesgo, como los depósitos bancarios o los bonos, ya no pagan ningún tipo de interés. Si la inflación es del 5%, y tú recibes 0% de interés, acabas de perder el 5% de tus ahorros en un solo año. Si la situación se repite durante unos cuantos años, el valor de tus ahorros se verá evaporado.

Esto es especialmente grave porque suelen ser los pequeños ahorradores los que más sufren. A fin de cuentas, alguien con mucho dinero puede asumir el riesgo de invertir su dinero. Pero la persona que solamente tiene unos pequeños ahorros no.

Pensionistas

El grupo de los pensionistas, cada vez más numeroso en muchos países, es otro de los que se ven afectados. ¿Por qué? Pues porque esta gente vive de una renta fija. Ya están jubilados, y no tienen la opción de cambiar de profesión o trabajar más.

Es cierto que las pensiones suelen subir a lo largo del tiempo. Pero esas subidas raramente serán lo suficientemente grandes como para compensar la subida del coste de la vida. Especialmente cuando el sistema de pensiones es público e insostenible a largo plazo. Más información sobre eso aquí.

Por lo que la inflación es un instrumento que utiliza el gobierno para recortar las pensiones… sin tener que pagar menos a nadie y, lo que es más importante, sin tener que admitir que están recortando las pensiones.

Gente mayor

Como he dicho al principio de este artículo, el mismo individuo puede encontrarse en varios colectivos de los que comentamos. Y ciertamente creía necesario mencionar a la gente mayor como uno de los colectivos afectados por la inflación.

Las personas mayores suelen ser pensionistas, y muchas de ellas están en el grupo de pequeños ahorradores. Por lo que tanto sus ingresos como sus ahorros se ven mermados por la inflación.

Esto contrasta con la gente joven que, a pesar de estar en colectivos vulnerables ante la inflación, puede capear mejor los problemas. Especialmente en el largo plazo.

Personas que viven de una prestación (desempleados)

Además de los pensionistas, hay muchas otras personas que viven de una prestación del gobierno. Probablemente el colectivo más numeroso dentro de este grupo son los desempleados.

Esta gente, aparte de formar parte normalmente de las clases bajas, verán cómo el coste de la vida aumenta de forma importante, al mismo tiempo que sus prestaciones son congeladas y solamente suben ligeramente. Por lo que su nivel de vida se ve directamente afectado.

Empresas con poco poder de fijación de precios

Hasta ahora hemos hablado básicamente de colectivos de personas, pero también podemos hablar de empresas. A fin de cuentas, las empresas están compuestas en última instancia por personas, independientemente de que nos refiramos a sus trabajadores, accionistas, o incluso proveedores y clientes.

Uno de los tipos de empresas que más puede sufrir ante una subida de la inflación son aquellas que no tienen poder de fijación de precios. ¿Qué es el poder de fijación de precios? La capacidad de subir precios a tus clientes sin que tus ventas se vean muy afectadas. Piensa en Apple. Si el precio del iPhone sube, la mayoría de sus clientes lo comprarán igualmente.

Pero en muchos sectores, si una empresa sube sus precios, muchos clientes irán a comprar a la competencia. Este tipo de empresas puede sufrir mucho, puesto que sus costes pueden estar subiendo de forma considerable debido a la inflación, sin ser capaces de repercutir esos mayores costes a sus clientes.

Eso hace que sus márgenes comerciales se vean amenazados. Cosa que puede llevarles a experimentar pérdidas. Y largo plazo pueden tener que cerrar el negocio, con todas las consecuencias negativas que eso tiene para la sociedad.

Empresas que venden productos no esenciales

Por último, otro tipo de empresa que puede sufrir de forma considerable son las que venden productos y servicios no esenciales a la mayoría de la población.

Hay muchas cosas no esenciales. Pero si los clientes de una empresa son multimillonarios, probablemente su negocio no se vea afectado en caso de elevada inflación. Pues su clientela la puede capear perfectamente.

No obstante, si la mayoría de nuestros clientes son de las clases bajas y medias, es muy probable que nuestras ventas se vean afectadas.

Piensa en una familia que gasta el 90% de sus ingresos en cosas esenciales como el alquiler, la alimentación, los suministros y el transporte público. El 10% restante se gasta en cosas no esenciales, como ir a un restaurante o comprar algo por placer. Si de repente el coste del alquiler, los suministros y la comida aumenta, probablemente esa familia tendrá que destinar el 100% de sus ingresos a lo esencial. Ya no se podrán permitir las cosas no esenciales.

Por lo que un aumento del coste básico de la vida hace que el nivel económico de mucha gente se deteriore, y que las ventas de muchas empresas se vean afectadas.

Conclusión

Como hemos podido ver, mucha gente se puede ver negativamente afectada por la inflación. De hecho, poca gente se beneficiará. Pero eso lo veremos en otro artículo.

Lo triste es darnos cuenta de que son los colectivos más vulnerables quienes más sufren cuando la inflación se descontrola. Un fenómeno causado, directa o indirectamente, por los gobiernos y las autoridades monetarias.

Lo preocupante es ver cómo son esos mismos personajes los que creen, o al menos eso dicen, tener la solución al problema. Y con esa excusa consiguen aumentar todavía más su poder, y acaban causando aún más inflación.

La única solución es aumentar la oferta de productos y servicios, cosa que se consigue con una economía fuerte de verdad, y reducir el nivel de déficit público. Si los gobiernos están arruinados no es ciertamente por falta de dinero, sino por exceso de gasto.

Muchos otros países, e incluso nuestros gobiernos en el pasado, tienen menos ingresos y son capaces de gestionarse. El problema es que hemos dejado de cuestionar cómo se emplean los recursos públicos. Por lo que cualquier tipo de despilfarro parece justificado. Pero recuerda que el gasto público siempre se paga. Siempre. Bien sea mediante impuestos, inflación o deuda. Y la deuda se paga eventualmente mediante impuestos o inflación.

Por lo que cada vez que veas a alguien prometer algo “gratis”, recuerda que la sociedad pagará por ello. Directamente mediante impuestos, o indirectamente mediante un mayor coste de la vida.

Espero que este análisis sobre los grupos para los que la inflación es más mala te haya resultado interesante. Si es así, te animo a que te suscribas a mi newsletter:
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Y si quieres leer sobre cómo puedes protegerte de la inflación, echa un vistazo al siguiente enlace:
Inflación o Deflación – ¿dónde invertir?

Publicado en Economía

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