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El Fondo de Reserva de las Pensiones está Vacío

A pesar de que todo el mundo sabe que el fondo de reserva de las pensiones ya no existe, pocos saben qué ocurrió de verdad. La verdad es que el fondo de reserva de las pensiones no se gastó una vez, sino dos. Aquí te explico cómo lo hicieron los políticos españoles.

Contenido

Introducción

Cuando la Seguridad Social empezó a arrojar los primeros déficits en 2012, los políticos se apresuraron a sacar pecho y hablar del fondo de reserva de las pensiones. El objetivo era tranquilizar a la población. El fondo de reserva era la prueba de que las pensiones estaban blindadas.

Tan solo unos años más tarde, ya sabemos que esas reservas han desaparecido totalmente. Pero si piensas que ese dinero simplemente se gastó en pagar pensiones, siento decirte que te equivocas. La verdad es que el dinero del fondo de reserva de las pensiones se gastó dos veces, gracias a trucos contables.

Cómo funciona el sistema de pensiones en España

El sistema de pensiones en España es exclusivamente de reparto. Eso significa que cada mes se reparte el dinero que se recauda. En otras palabras, las contribuciones que pagan trabajadores y empresas hoy, se gastan de forma inmediata. No hay ahorros. Nada.

Como puedes imaginarte, un sistema así es altamente vulnerable. A pesar de que puedas pensar que su mayor debilidad es que pueda haber una crisis económica, ese no es realmente el problema.

La verdadera debilidad de un sistema de reparto es que, si hay cambios importantes en la demografía y el sistema económico del país, las pensiones pueden pasar fácilmente a ser insostenibles. Y revertir una situación así es prácticamente imposible.

A fin de cuentas, si hay pocos trabajadores con salarios bajos y pagando muchos impuestos, y muchos jubilados con buenas pensiones, los números no salen. Sobre todo, porque no hay gente joven disponible.

La única solución posible es aumentar los impuestos a los que trabajan y reducir las pensiones a los que cobran. Y ambas cosas son difíciles de implementar desde un punto de vista político.

Fuente: BBVA Research y Seguridad Social

El sistema opuesto sería de capitalización. En tal sistema, las contribuciones pagadas se capitalizan. Es decir, se guardan y se invierten. Eso se hace con el objetivo de que haya dinero en el futuro, independientemente de la situación demográfica o económica.

Además, también es lo más justo. Si el gobierno te obliga a ahorrar para tu jubilación cada mes, o sea, a pagar contribuciones sociales, lo justo sería que ese dinero realmente se ahorrara. De lo contrario estaríamos hablando de un sistema piramidal.

La mayoría de países europeos hace ya décadas que tienen un sistema de pensiones mixto. Eso se hizo con previsión, cuando ya se pudo ver que la gente estaba teniendo menos hijos y, por lo tanto, un sistema de reparto acabaría colapsando.

El fondo de reserva de las pensiones

Cuando pagamos contribuciones a la Seguridad Social, ese dinero no está a disponibilidad del gobierno para gastarlo en cualquier cosa. Tan solo se puede usar para ciertas cosas, como el pago de las pensiones. Como contrapartida, generamos derechos a cobrar de la Seguridad Social en el futuro.

Por el contrario, cuando pagamos impuestos (por ejemplo, por IRPF) ese dinero es para gastos generales. Pero no para cualquier cosa. Con la legislación actual, el gobierno no puede usar ese dinero para pagar pensiones.

A pesar de que ambos presupuestos, la Seguridad Social y el gobierno, estén separados, los dos son del Estado español y consiguen sus recursos del mismo sitio: la economía española. Por lo que, a nivel práctico, vienen a ser como dos cuentas bancarias de la misma persona.

A partir del año 2000, la Seguridad Social empezó a arrojar superávits, y ese excedente se empezó a ahorrar para cuando el sistema tuviera déficits en el futuro. Había nacido el fondo de reserva de las pensiones. Y ese dinero se invirtió en activos muy seguros.

Esos activos muy seguros eran deuda soberana de países de la zona euro. Todos ellos con un rating crediticio “AAA”, el mejor de todos. (Si quieres aprender sobre ratings crediticios, te dejo el enlace aquí). Los principales países en los que se invirtió ese dinero eran Alemania, Francia, Países Bajos y, en muy menor medida, también España.

Así pues, la Seguridad Social había prestado dinero a Alemania, Francia y Países Bajos. Hasta 2010 el fondo de reserva no podía tener más del 11% de su cartera invertida en deuda española. Algo lógico, ya que en el fondo estamos hablando de dos instituciones del Estado español: la Seguridad Social y el Tesoro (el gobierno). Dos cuentas bancarias de la misma persona.

El objetivo es que ese dinero estuviese invertido de forma diversificada (en varios países) y con el menor riesgo posible, de ahí que los bonos soberanos tuviesen que tener un rating “AAA”.

La primera vez que se gastó el fondo de reserva de las pensiones

El fondo se empezó a gastar en 2010. Como verás, podemos afirmar que el gobierno de Zapatero empezó a saquearlo. Por aquel entonces, los mercados financieros ya habían empezado a dudar de la solvencia de España. La economía estaba hecha unos zorros, los déficits eran gigantescos, la prima de riesgo había empezado a subir y el país había perdido el rating “AAA”.

Cada vez que España tenía que emitir deuda para cubrir sus gastos corrientes, la prima de riesgo se disparaba. Pero los políticos de entonces diseñaron una estrategia “brillante”.

Datos en miles de millones de euros. Dato para 2020 es previsión del Gobierno.

Primero cambiaron la ley para que el fondo de reserva pudiera comprar deuda con un rating crediticio peor que “AAA”, y para que no hubiera límite en la cantidad de deuda española que podía comprar.

A continuación, el fondo de reserva de las pensiones empezó a vender sus bonos alemanes, franceses y holandeses (dinero que esos países debían a España, o sea, los activos del fondo) para comprar bonos españoles (prestarle ese dinero al gobierno).

De forma que el fondo de reserva se convirtió en un mero apunte contable: el Tesoro (el gobierno) le debía dinero a la Seguridad Social. Los intereses que la Seguridad Social recibía era dinero que tenía que pagar el gobierno. Como ves, un ejemplo perfecto de una persona con dos cuentas bancarias, y que encima se pagaba intereses a sí mismo.

Aquí podemos decir que el gobierno español se gastó el fondo de reserva de las pensiones. En lugar de poseer títulos de deuda de otros países, el dinero fue destinado a financiar los gastos corrientes del país. Ahí está la verdad sobre el fondo de reserva de las pensiones: el dinero se gastó en 2010.

Tal ejercicio era altamente inmoral, ya que el gobierno nunca sería capaz de devolver esa deuda. Además, atentaba contra el espíritu con el que se creó el fondo de reserva de las pensiones: que el sistema estuviera blindado ante los problemas de cualquier tipo que pudiera haber en el futuro.

La segunda vez que se gastó el fondo de reserva de las pensiones

Si bien el dinero del fondo (los superávits pasados de la Seguridad Social) ya se había gastado, y se había convertido en un mero apunte contable, la Seguridad Social fue capaz de tener superávits hasta 2011. Para ese entonces el tamaño del fondo era de unos 67.000 millones de euros. Aunque, como sabemos, se trataba de un activo “ficticio”. Era dinero que el gobierno debía a la Seguridad Social.

A partir de 2012, ya con Rajoy, la Seguridad Social empezó a arrojar déficits. Sus gastos empezaron a ser mayores que sus ingresos. Por lo que, por primera vez en su historia, fue necesario vender los activos del fondo de reserva para pagar pensiones.

Fuente: Loentiendo y Seguridad Social

Debido a que el fondo de reserva estaba casi exclusivamente invertido en deuda española, el resultado neto de tal operación no fue otro que el de España emitiendo más deuda de la que el gobierno necesitaba a emitir. Esa deuda adicional era el déficit de la Seguridad Social.

Esta fue la segunda vez que se gastó el fondo de reserva de las pensiones. Cabe decir que cada año que pasaba, la Seguridad Social necesitaba vender más bonos españoles para financiar déficits cada vez mayores. Para 2019, el fondo de reserva de las pensiones se situaba en 1.500 millones de euros.

De nuevo, ese importe se trata de un apunte contable, ya que es dinero que el Tesoro (el gobierno) debe a la Seguridad Social. Además, la Seguridad Social también le debe dinero al gobierno. De hecho, los déficits de la Seguridad Social actualmente son tan grandes que el gobierno tiene que “prestar” dinero a la Seguridad Social de forma constante. Algo absurdo ya que, viendo la evolución de gastos e ingresos de la Seguridad Social y la pirámide demográfica española, la Seguridad Social nunca será capaz de devolver ese dinero.

Tabla para entender cómo el fondo de reserva de las pensiones se gastó dos veces

Las siguientes imágenes simplifican mucho los números, pero sirven para entender cómo el fondo de reserva se gastó dos veces:

Primero vendimos nuestros bonos alemanes, franceses y holandeses para comprar bonos españoles. O sea, en lugar de tener activos de otros países, pasamos a tener un apunte contable que decía que el gobierno le debía 50.000 millones a la Seguridad Social.

Después directamente vendimos esos bonos españoles a otros inversores, dejando el fondo de reserva de las pensiones vacío. Con lo que ese dinero ya no se debía a la Seguridad Social, sino que realmente se debía a otros inversores. Dejó de ser un apunte contable para ser deuda de verdad.

Como ves, de una situación inicial con un fondo de reserva de 50.000 millones y un patrimonio neto de -450.000 millones, acabamos con un patrimonio neto de -550.000 millones. A pesar de que “tan solo” se gastaron 50.000 millones del fondo, la situación neta del Estado español se deterioró en 100.000 millones.

¿Por qué tantos años después aún no ha colapsado el sistema?

A pesar de que la deuda pública está en máximos históricos, subiendo a un ritmo frenético, y con una situación demográfica dantesca, el sistema aún no ha colapsado. La cuestión es por qué.

Si quisiera responder rápidamente a esta pregunta te diría simplemente que es por el Banco Central Europeo (BCE). Pero para entenderlo mejor, lo vamos a ver en más detalle.

En verano de 2012, Grecia, Irlanda y Portugal ya habían sido rescatadas. Y el rescate de España e Italia parecía inminente. El problema es que estos países eran demasiado grandes para ser rescatados. De ahí que Mario Draghi, el entonces presidente del BCE, dijera las famosas palabras “whatever it takes”. Harían lo que hiciera falta para salvar al euro.

Y lo que hacía falta era imprimir mucho dinero y empezar a financiar a los estados. Esas medidas se vendieron como un programa de estímulo económico y parte de la política monetaria. Pero no era otra cosa que un rescate. Un rescate con muchísima menos condicionalidad que el que tuvieron los demás países rescatados. Y para hacer ese programa más “justo” también se empezó a comprar deuda de países en mejor posición financiera.

El resultado, 8 años más tarde, es demoledor. Muchos países de la zona euro son hoy en día completamente dependientes de que el BCE siga financiándoles los déficits (mediante la impresión de dinero). Y los niveles de deuda han crecido en todos los países. En algunos de ellos, como España, hasta niveles insostenibles.

Las consecuencias de esta política monetaria darían para varios artículos (burbujas bursátiles, burbujas inmobiliarias, desigualdad, encarecimiento del coste de la vida, sector público con aún más peso en la economía, economías menos dinámicas, mayor deuda en el sistema, etc.). Lo importante para este artículo es entender que España es totalmente dependiente del BCE.

Las pensiones tan solo se pagan porque el gobierno es capaz de prestarle dinero a la Seguridad Social. Y el gobierno tan solo es capaz de financiar sus déficits gigantescos porque el BCE le compra la deuda. Con lo que es el BCE el que permite que las pensiones se sigan pagando.

Si en algún momento el BCE dijera que esta política monetaria se acaba, el ajuste sería muy doloroso. Y no olvidemos que realmente el BCE no tiene autoridad para financiar a ningún estado. Otra cosa es que, hasta ahora, los jueces hayan mirado para otra parte.

La solución al problema de las pensiones

Dos cosas son imprescindibles para solucionar el problema de las pensiones: hacerlas sostenibles y capitalizarlas.

En primer lugar, resulta fundamental que el sistema de pensiones sea sostenible. Un sistema puede estar en déficit puntualmente. Pero ése no es el caso del sistema de pensiones español. Los déficits son estructurales y cada vez mayores. Están ahí porque el país está envejeciendo.

Pagar pensiones a costa de endeudar el país es de las cosas más egoístas que pueden hacerse a nivel intergeneracional. Y si se opta por exprimir aún más a los trabajadores, lo que va a aumentar va a ser la emigración y el sistema será aún menos sostenibles.

Así que, en primer lugar, el sistema debe ser sostenible tanto a corto como a largo plazo. No podemos discriminar a la gente en función de cuándo han nacido tan solo por intereses electoralistas.

En segundo lugar, debemos empezar a movernos hacia un sistema de capitalización. Las pensiones no deberían ser una estafa piramidal. Pueden sostenerse parcialmente en los ingresos públicos. Pero hacerlas totalmente dependientes de ellos nos lleva a una situación como la actual, tremendamente injusta y a punto de implosionar.

Conclusión

Para concluir me gustaría añadir mi opinión personal. Creo que todos estos problemas existen porque tanto los políticos, como la sociedad, piensan en términos cortoplacistas. Las pensiones tan solo son una parte del problema estructural de las finanzas públicas españolas.

El país estaba en una situación relativamente buena para acometer medidas de calado en 2009 y 2010. Se podría haber parado la hemorragia de la deuda pública y la inminente insostenibilidad del sistema de pensiones. Eso hubiera requerido esfuerzos muy importantes por parte de numerosos grupos. Y, gracias a ello, el país estaría hoy en día en una buena situación.

No obstante, optamos por hacer trucos contables, endeudar a las futuras generaciones y convertirnos en un ente totalmente dependiente de la generosidad de nuestros socios europeos.

Lamentablemente, no creo que hoy en día la sociedad esté preparada para esas reformas. Así que lo más probable es que la situación deteriore de forma lenta, pero imparable. A largo plazo el precio de no haber tomado decisiones duras a tiempo, va a ser muy elevado. Mi consejo es que te centres en mejorar tu situación personal, ya que, desafortunadamente, ni tú ni yo vamos a solucionar el problema.

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Publicado en Economía

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