China atrae cada vez más atención por parte de los inversores. Su importante rol en la escena global es innegable. Así como el hecho de que en unos años será la mayor economía del mundo. A raíz de todo ello, resulta fundamental conocer las oportunidades y los riesgos de invertir en China.
Contenido
Introducción
El crecimiento experimentado por China desde finales de los años 80 es, sin lugar a dudas, el mayor milagro económico de las últimas décadas. En menos de dos generaciones, China ha pasado de ser uno de los países más pobres del planeta, a convertirse en la segunda potencia económica mundial.
Eso se ha traducido en un aumento espectacular de la renta media por cápita. Lo que significa que el nivel de vida de la población china ha aumentado muchísimo. Y éste ya se sitúa en niveles muy cercanos a países con rentas medias-altas. Pero con una tendencia mucho más positiva.
Otra consecuencia de ese crecimiento es que el mercado bursátil chino ya es el segundo mayor del mundo, por capitalización total, por delante de Japón, y tan solo por detrás de Estados Unidos.
Por lo que la potencia asiática cada vez cuenta con más grandes corporaciones, que le permitirán aumentar su influencia económica y política. Y, obviamente, eso también significa grandes rentabilidades para aquellos que se hayan aventurado a invertir en China.
Eso hace que China ya no pueda ser ignorada por nadie. Ni por las potencias occidentales, ni por las empresas, pequeñas o grandes, de todo el mundo. Ni por los productores de materias primas. Ni, por supuesto, por parte de los inversores de todo el mundo.
Por todos estos motivos resulta fundamental hacer un análisis de las oportunidades y los riesgos que representa invertir en China.
Cómo invertir en China
Al igual que en el resto de mercados bursátiles del mundo, hay tres formas de invertir en acciones chinas: seleccionando empresas individuales, comprando un fondo ETF pasivo, o poniendo nuestro dinero en un fondo de inversión activo.
Este artículo te será útil independientemente de la opción que prefieras. Pues aquí nos centraremos en la inversión en China, de forma que puedas decidir si te interesa lo que te ofrece ese país. Después es decisión tuya elegir cómo llevarlo a cabo.
No obstante, sí que voy a mencionar un par de cosas.
Si deseas invertir en empresas individuales, ten en cuenta que hay distintos tipos de acciones en China. Y la misma empresa puede cotizar con acciones distintas. Esto viene determinado por dónde cotiza una acción, en qué divisa y quién puede invertir en ella. Te lo explico en detalle aquí: Tipos de acciones en China.
Otra cosa que debes tener en cuenta a la hora de analizar los resultados de las empresas es que China tiene normativas contables distintas a las de los países occidentales.
Y si te quieres decantar por invertir en China de forma pasiva, deberás elegir qué índice bursátil te apetece seguir, de forma que puedas encontrar un fondo ETF adecuado. Hay multitud de índices bursátiles en China. Analizo los más importantes en este artículo:
Top 10 Índices Bursátiles de China
Oportunidades
Empecemos viendo qué oportunidades, o aspectos positivos, nos ofrece China a la hora de invertir en sus acciones.
Crecimiento económico muy fuerte
China lleva varias décadas siendo uno de los países con un mayor crecimiento económico. De hecho, aquellos que conocen cómo era el país hace apenas unas décadas, afirman que el cambio ha sido absolutamente radical.
Entre 1980 y 2019, China ha logrado una tasa de crecimiento medio anual del 9,4%. Y si bien es cierto que las tasas de la última década se han moderado, situándose entre el 6-8%, eso sigue siendo muchísimo más de lo que experimentan los países occidentales, u otros países con un nivel de desarrollo similar.
Por lo que invertir en China sigue permitiendo que nos beneficiemos de tasas de crecimiento muy altas. Y un mayor tamaño de la economía se traduce en un nivel de beneficios empresariales superior.
A fin de cuentas, cuanto más grande sea la economía de un país, mas habrá tanto para empresas como para trabajadores. Y eso lo saben bien en China.
Primera potencia económica del futuro
China es el país más poblado del mundo, con unos 1.400 millones de habitantes. Por lo que la consecuencia lógica de ese crecimiento económico es que se traduzca en China convirtiéndose en la primera potencia económica mundial.
El siguiente grafico muestra el PIB histórico de las tres grandes economías del planeta: Estados Unidos, China y Japón.
Como podemos observar, hace apenas medio siglo, la economía china no era absolutamente nada. Incluso hace unas décadas, ésta tan solo representaba una fracción de las economías norteamericana y japonesa.
Sin embargo, en 2010 China superó a Japón en términos de PIB. Tan solo una década más tarde, su economía casi triplica a la japonesa. Y queda muy claro que el siguiente país a batir es Estados Unidos.
Según el CBRE, un centro de análisis económico en Reino Unido, la economía china adelantará a la estadounidense en 2028.
Sectores y empresas líderes del futuro
Aparte del increíble crecimiento económico experimentado por China, que acabamos de ver, también debemos tener en cuenta qué sectores están liderando ese progreso.
Y los chinos saben perfectamente que todos los temas relacionados con la tecnología, el software y los métodos avanzados de fabricación serán claves en el futuro. A raíz de ello, el gobierno chino incentiva a las empresas de ciertos sectores mediante impuestos más bajos.
Una de las consecuencias es que, desde 2020, ya hay más empresas chinas que norteamericanas entre las 500 más grandes del mundo, una lista que se conoce como Fortune 500. Y si nos fijamos en las actividades económicas que éstas llevan a cabo, veremos que muchas están en sectores de futuro.
Ten en cuenta que las empresas tecnológicas suelen ser de las que gozan de mayores tasas de crecimiento y mayores márgenes comerciales.
Integración comercial con el resto de Asia
A menudo se dice que China es altamente dependiente de las exportaciones a Estados Unidos, y se podría ver gravemente afectada si la relación comercial entre ambas superpotencias se ve seriamente afectada en el futuro.
Francamente, creo que tales afirmaciones no tienen ningún sentido. La relación comercial consiste desde muchas décadas en que Estados Unidos importa desde China más del triple de lo que exporta al país asiático. Y esa diferencia se paga con dólares que el mismo país imprime.
O sea que Estados Unidos recibe muchísimo más de China que al revés. Hablamos de bienes reales, de todos los tipos. Desde iPhones, pasando por ordenadores, electrodomésticos, ropa o muebles. Y todo a cambio de dólares, cuyo valor intrínseco es cero. Lo cual nos indica que es Estados Unidos quien tiene más que perder.
Pero independientemente de eso, China está reorientando sus prioridades comerciales. Esto se traduce en un estrechamiento de los lazos económicos entre China y sus vecinos en la región Asia-Pacífico.
En noviembre de 2020, varios países de la zona, incluyendo China, Japón, Australia, Corea del Sur, Filipinas, Vietnam, Tailandia, Nueva Zelanda, Indonesia y Singapur, entre otros, firmaron la Asociación Económica Integral Regional, un acuerdo para comerciar libremente entre ellos.
Este grupo de países representa más del 30% del PIB mundial. Porcentaje que aumentará en las próximas décadas.
Iniciativa de la Franja y la Ruta (de la Seda)
Aparte del acuerdo firmado con sus vecinos de la región Asia-Pacífico, China también está liderando un megaproyecto conocido como Ruta de la Seda, cuyo nombre oficial es Iniciativa de la Franja y la Ruta.
El mismo consiste en un plan masivo de desarrollo de infraestructuras marítimas y ferroviarias, con las cuales China pretende facilitar el comercio con Europa, África y Oriente Medio. Básicamente pretende recuperar la antigua Ruta de la Seda.
El proyecto es extremadamente ambicioso, y servirá para fortalecer la posición dominante de China en el comercio mundial. Garantizará el acceso a mercados de exportación, así como la importación de la energía y recursos naturales necesarios.
Política de estado pro-crecimiento
Supongo que, si has leído hasta aquí, ya te habrá quedado claro que el gobierno chino persigue una política económica pro-crecimiento. El objetivo es claro: para mejorar el nivel de vida de la población del país, se debe conseguir desarrollo económico. Y eso pasa por ser capaces de producir más y mejor.
Es por este motivo que China incentiva a sus emprendedores, sobre todo en aquellos sectores considerados de futuro, facilita las inversiones, grava de forma favorable a las rentas del capital, y antepone el libre comercio y el desarrollo de infraestructuras.
Esto contrasta con las políticas económicas que se están impulsando en Occidente, pues éstas no tienen como objetivo el crecimiento económico (hacer la tarta más grande), sino simplemente intentar dividir la tarta de otra forma. Y eso hace que la tarta se estanque.
En este sentido, invertir en acciones de China nos permite beneficiarnos de esa mayor tarta económica que será su economía en el futuro.
Situación macroeconómica positiva
Mientras que la mayoría de economías occidentales tienen una situación macroeconómica muy preocupante, con déficits públicos muy altos, mucha deuda pública, pocas o nulas reservas exteriores y, lo que es más preocupante, déficits comerciales gigantescos, que indican dependencia del exterior, China tiene datos mucho más positivos.
Es cierto que las administraciones públicas chinas tienen niveles elevados de deuda, por lo que la situación no es ni mucho menos perfecta. Sin embargo, China goza de un nivel muy alto de reservas exteriores, así como de un superávit comercial gigantesco.
Ese superávit se ha traducido en un nivel de ahorros interno muy elevado, y la adquisición de muchos activos en el extranjero.
Según el FMI, China es el país con una mayor posición de inversión internacional. Esto significa que las empresas y ciudadanos chinos poseen muchos más activos en el extranjero, que activos chinos en manos de extranjeros.
Los países que van detrás de China son, por orden, Japón, Alemania y Taiwán. Todos ellos capaces de exportar mucho más de lo que importan. Y por lo tanto capaces de acumular activos.
Por el contrario, Estados Unidos es, con diferencia, el país con peor posición de inversión internacional. Por cierto, detrás van España, Reino Unido y Francia.
Reservas de oro
Acabamos de comentar que China tiene un nivel de reservas internacionales muy elevado. No obstante, vale la pena destacar que gran parte de esas reservas son en forma de oro.
Según Gold Hub, China lleva años acumulando oro. Los datos oficiales indican que ya tiene unas 2.000 toneladas del metal amarillo. Pero se comenta que el dato real es mucho mayor.
En una época de expansión monetaria sin precedentes, China es uno de los países que menos dinero está imprimiendo. Y unas mayores reservas de oro la ponen en un mejor lugar en caso de que haya un nuevo sistema monetario en el futuro.
Para aquellos que estén interesados, según datos oficiales, Estados Unidos tiene unas 8.000 toneladas de oro. No obstante, ese dato no ha cambiado desde hace medio siglo. Y fue precisamente hace 50 años cuando se dejó de auditar la cantidad de oro que tenía el gobierno norteamericano.
Cercanía a la India
Por último, debemos tener presente que, si bien China será la primera potencia económica mundial a finales de esta década, no lo será a finales del siglo 21.
Todas las proyecciones indican que, en 50 o 60 años, la India superará a China en Producto Interior Bruto. Realmente no importa cuándo se produzca ese sorpasso. Lo importante para ti, si estás interesado en invertir en China, es que la India va a crecer. Y mucho.
Eso hará que China tenga un vecino gigante, cuyo poder adquisitivo es cada vez mayor. Con lo que se crearán más oportunidades para comerciar. Lo cual se traducirá en mayores volúmenes de ventas y beneficios para las empresas.
Por cierto, si también te interesa invertir en la India, echa un vistazo a este enlace:
Invertir en la India: ¿El país emergente más prometedor?
Riesgos de invertir en China
A continuación, analizamos los riesgos más importantes a la hora de invertir en China, puesto que también existen.
Regulación china
Una de las cosas que más respeto causan a los inversores internacionales interesados en el país asiático es su regulación financiera. Ésta suele ser más opaca y menos predecible.
Así pues, se dice que muchas empresas chinas no tienen los mismos estándares que las empresas occidentales a la hora de reportar sus datos financieros. Eso incrementa el riesgo de que surjan escándalos contables en el futuro.
Además, las autoridades chinas pueden cambiar las reglas del juego en cualquier momento, haciendo que sea más complicado o más caro invertir en el país para inversores extranjeros.
Esto es algo que puede ocurrir en cualquier sitio, pero debido a la naturaleza del país, tales cambios son mucho más difíciles de predecir.
Demografía
Si bien China se considera el país emergente por excelencia, carece de una de las características más importantes de los países emergentes: una población mayoritariamente joven, y creciendo.
Lo cierto es que China ya tiene una demografía de país desarrollado, con una población en fase de envejecimiento. Sí que es cierto que la situación no es ni mucho menos tan dramática como en Japón, o en muchos países de Europa, pero China también sufrirá ese destino en un par de décadas.
Eso es consecuencia principalmente de la política de hijo único que China tuvo en vigor durante muchos años, que impedía a la mayoría de familias tener más de un hijo.
Ésta fue abolida recientemente con el objetivo de dar un impulso a la natalidad del país. Pero los resultados han sido bastante decepcionantes. Por lo que, salvo que las cosas cambien de forma dramática en el futuro, la población activa en China descenderá de forma considerable respecto a la población jubilada.
Tal situación hace que el país tenga menos recursos para desarrollar su economía, aparte de tener que sostener a una mayor parte de la población que ya no puede producir.
Conflictos comerciales o geopolíticos
Si bien hemos comentado anteriormente que China está reduciendo su dependencia comercial de Estados Unidos, estrechando los lazos económicos con sus vecinos asiáticos y en el Pacífico, y desarrollando infraestructuras para estar mejor conectada a Europa, África y Oriente Medio, lo cierto es que China no es inmune a los conflictos comerciales o geopolíticos. Especialmente en el corto plazo.
Los inversores en China deben ser conscientes de que las fricciones con países como Estados Unidos o Taiwán pueden empeorar en el futuro.
No creo que haya motivos para ser extremadamente pesimistas. A fin de cuentas, China ya es desde hace muchos años el mayor socio comercial de Taiwán. Pero la situación política podría empeorar. Y debemos ser conscientes de ello.
Si te ha gustado el análisis, también te animo a que te suscribas a mi newsletter:
Finanzas Claras
Los comentarios están cerrados.