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Impuestos en Italia [2023] – Análisis detallado

Última actualización 7 de abril de 2023

Italia es uno de los países más únicos del mundo. Con mucho que ofrecer, pero una economía que no acaba de funcionar. En este artículo hacemos un análisis completo de los impuestos en Italia. Esto nos permitirá evaluar el país de forma mucho más informada.

Contenido

Introducción

Italia es un país que gusta a prácticamente todo el mundo. Con una gastronomía excelente, arte, cultura e historia, un idioma muy atractivo, y buen clima en muchas de sus regiones. A raíz de eso es una de las principales destinaciones turísticas del mundo.

No obstante, su economía lleva mucho tiempo estancada. A pesar de que a menudo se culpe al euro por ello, lo cierto es que Italia crece muy poco desde principios de los años 90.

En este artículo trataremos de entender cómo funciona su complejo código fiscal. Eso nos será útil tanto si estamos considerando vivir en el país que vio nacer al Imperio Romano, como si tan solo queremos conocerlo un poco mejor.

El coste de la vida en Italia es muy similar al de España, por lo que el poder de compra de nuestro dinero no se diferencia demasiado. De hecho, según DatosMundial.com, los precios en Italia son solamente un 3,9% más altos que en España.

A continuación, empezamos nuestro análisis sobre los impuestos en Italia. Ten presente que las leyes fiscales suelen ser altamente complicadas, con múltiples normativas y excepciones. En este artículo presentamos los impuestos tal y como los experimenta la mayoría de la población.

Impuestos sobre las rentas del trabajo

Al igual que en la mayoría de países occidentales, las rentas del trabajo en Italia están sujetas tanto a contribuciones a la seguridad social, como a impuestos sobre la renta:

Seguridad Social

La seguridad social italiana es una de las más onerosas del mundo, tanto para las empresas como para los trabajadores. Esto hace que emplear a gente en Italia sea caro. Además, su sistema es también uno de los que tienen un déficit estructural mayor.

Las empresas deben hacer frente a la mayor parte de las contribuciones sociales cuando tienen empleados. Así pues, las empresas deben pagar el equivalente al 23,81% del salario bruto del trabajador a la seguridad social.

En el caso de que el trabajador esté empleado en un sector artístico, el porcentaje a cargo de la empresa se eleva al 25,81%.

Por lo que respecta a los trabajadores italianos, el porcentaje del salario bruto que hay que pagar a la seguridad social es del 9,19% para la mayoría de ellos. Para una minoría de profesiones, incluyendo las del sector artístico, el porcentaje puede elevarse al 9,89%.

Respecto a la cantidad sobre la que hay que pagar contribuciones a la seguridad social, debemos tener presente que ésta depende de nuestra fecha de incorporación al mercado laboral.

Para aquellos que hubieran empezado a trabajar a partir del año 1996, la base máxima de cotización es de 103.055€ anuales. Esto significa que no tenemos que pagar contribuciones sociales por encima de esa cantidad.

No obstante, para aquellos que hubieran empezado a trabajar antes de 1996, la base de cotización a la seguridad social italiana no tiene tope. Esto significa que los porcentajes se pagan sobre la totalidad del salario bruto, incluso si éste se sitúa en varios millones de euros.

A pesar de que esto significa que las contribuciones sociales pueden llegar a ser muy altas, debemos tener presente que, a la hora de cobrar la jubilación, no hay pensión máxima para esta gente. De hecho, Italia aún tiene a algunos jubilados con pensiones millonarias.

Una de las razones por las que la base de cotización se tuvo que limitar en 1996 es porque su sistema de la seguridad social quebró a mediados de los años 90, cuando se hizo insostenible. La siguiente tabla resume las contribuciones que deben hacerse a la seguridad social italiana:

Datos de la seguridad social italiana

A continuación, analizamos la otra forma en la que se gravan las rentas del trabajo en Italia.

Impuesto de la renta (IRPEF)

Después de pagar las cotizaciones a la seguridad social en Italia, los trabajadores tienen que hacer frente a los impuestos sobre la renta, que vendrían a ser equivalentes al IRPF español. En Italia el impuesto sobre la renta se conoce como IRPEF (imposta sul reddito delle persone fisiche).

Los impuestos de la renta en Italia están compuestos por tres tramos, que representan los tres niveles administrativos del país: nacional, regional y municipal.

Tramos nacionales

La mayor parte de los impuestos de la renta en Italia se pagan en los tramos nacionales, que son progresivos. Éstos son válidos en todas las regiones de Italia. Hay un total de 3 tramos nacionales:

  • 0 a 15.000€: 23%
  • 15.000 a 50.000€: 27%
  • Más de 50.000€: 43%

Cabe que remarcar que el código fiscal italiano tiene multitud de exenciones y es altamente complejo. Sin embargo, algo que aplica para casi todos los trabajadores a tiempo completo en Italia es la exención de pagar impuestos sobre los primeros 8.000€ anuales de renta.

En caso de tener a personas dependientes, la cantidad exenta de impuestos puede acabar siendo superior a esa cifra.

Tramos regionales

Italia está dividida en 20 regiones administrativas. Dos de las más famosas son Lazio y Lombardía, cuyas capitales son Roma y Milán, las principales ciudades del país.

Los gobiernos regionales tienen poder para cargar unos cuantos puntos porcentuales más en el impuesto de la renta de sus residentes. Los porcentajes varían en función de la región y suelen ser progresivos. Se sitúan entre el 0,7%, en su parte baja, y el 3,33%, en su parte superior.

Tramos municipales

Adicionalmente, el impuesto sobre la renta en Italia también incluye un tramo municipal. Existen unos 8.000 municipios en el país, y su tramo se sitúa entre el 0,1 y el 0,9% de nuestros ingresos.

Fiscalidad total para los trabajadores

De forma que podamos entender el nivel de fiscalidad total, o real, que sufren los trabajadores, lo mejor es ver qué porcentaje reciben éstos del dinero que paga la empresa por emplearles. Esto, obviamente, dependerá de su nivel salarial.

Esto nos permitirá ver con qué nivel de impuestos y cotizaciones sociales se gravan las rentas del trabajo en Italia. Para ello nos fijaremos en un trabajador soltero y sin hijos (sin exenciones adicionales), en un sector económico sin trato distintivo, que vive en Milán, y que se haya incorporado al mercado laboral a partir de 1996, con lo que su base de cotización a la seguridad social está limitada:

Como podemos ver, el nivel de impuestos que deben pagar los trabajadores en Italia es enorme. Los trabajadores con rentas más bajas (aquellos con salarios de menos de 1.300€ netos mensuales) deben hacer frente a niveles de fiscalidad directa cercanos al 40%.

Las rentas medias ya se enfrentan a una fiscalidad del 50% y superior, llegando hasta casi el 60%. Las rentas más altas ven su nivel de tributación disminuir ligeramente, debido al tope de la base de cotización de la seguridad social. Otra forma de analizar los datos es ver cuántos céntimos de euro recibe el trabajador por cada euro que gasta la empresa por emplearle:

Recuerda que los céntimos que no llegan a la cuenta del trabajador, van a las cuentas del gobierno, y son usados para mantener el gigantesco gasto público del estado italiano.

Impuestos sobre las rentas del capital

La otra forma de conseguir ingresos es mediante las rentas del capital y del ahorro. Veamos qué trato fiscal reciben:

Dividendos e intereses

Si somos residentes fiscales en Italia, los dividendos que consigamos con nuestras inversiones financieras, así como los intereses que cobremos, tributarán a un tipo fijo del 26%, independientemente de su cuantía.

Cabe remarcar que el tipo fijo del 26% tan solo es válido si el fisco italiano considera que no somos un accionista destacado. En caso de poseer un porcentaje de votos o acciones significativo en una empresa, esos dividendos pueden ser gravados a tipos impositivos más elevados.

Plusvalías

Las plusvalías, o ganancias del capital, recibirán un tratamiento u otro en función de cómo se hayan producido.

Si las hemos conseguido mediante inversiones financieras, como acciones, fondos, ETFs o bonos, tendremos que pagar un impuesto fijo del 26%.

Respecto a las plusvalías conseguidas mediante la compra-venta de bienes inmuebles, éstas pueden ser gravadas con los tipos progresivos de la renta definidos por el IRPEF, al igual que las rentas del trabajo, o a un tipo fijo del 26%, en función de nuestras circunstancias personales.

No obstante, debemos destacar que, si hemos tenido ese inmueble en propiedad por un periodo de al menos 5 años, o de menos de 5 años, pero en el que hayamos vivido en él, esas plusvalías inmobiliarias estarían libres de impuestos.

Rentas inmobiliarias (alquileres)

La fiscalidad de las rentas inmobiliarias en Italia es bastante atractiva. Como regla general, los beneficios netos conseguidos con los alquileres deben tributar a los tipos progresivos del IRPEF, que llegan al 43%.

No obstante, para alquileres de viviendas, excluyendo por lo tanto oficinas, hoteles, restaurantes o almacenes, es posible acogerse a un tratamiento fiscal más atractivo, conocido como Cedolare Secca.

En este caso, las rentas inmobiliarias tan solo tributan al 21%, incluso si provienen de alquiler residencial a corto plazo.

Además, si el inmueble se encuentra en un municipio en el que se considera que hay escasez de vivienda, las rentas inmobiliarias tan solo tributarán al 10%. La mayoría de grandes ciudades del país reciben tal tratamiento, incluyendo Roma, Milán, Turín, Nápoles, Venecia y Florencia.

IVA

El IVA (imposta sul valore aggiunto) es el impuesto que grava el consumo de bienes y servicios en Italia. Al igual que en la mayoría de países europeos, el IVA en Italia también tiene tramos distintos, de forma que no todos los productos son gravados de la misma forma.

El tipo general del IVA en Italia es del 22%. Aplica a todos los productos que no estén sujetos a tipos reducidos.

Este tipo general es válido desde el año 2013. Entre 2011 y 2013, el país subió el IVA general del 20 al 22% para aumentar los ingresos tributarios y cubrir parte del agujero presupuestario. Eso fue en medio de la crisis de la deuda soberana de la zona euro.

Aparte del tipo general, existen 4 tipos reducidos:

El primer tipo reducido es del 10%. Se utiliza para algunos productos alimentarios, hoteles, restaurantes, medios de transporte dentro del país, renovaciones inmobiliarias, productos farmacéuticos, eventos culturales y deportivos, suministro energético a los hogares, y suministro de agua. También si compramos una vivienda nueva y ésta no es nuestra única residencia.

El segundo tipo reducido es del 5% y se utiliza para algunos productos alimentarios.

El tercer tipo reducido es del 4%. Se utiliza también para algunos productos alimentarios, viviendas de nueva construcción si son nuestra primera residencia, libros, incluyendo libros electrónicos, y prensa.

Por último, también existe un tipo exento, utilizado principalmente para el transporte internacional.

Impuesto de sociedades

El impuesto de sociedades en Italia está compuesto por dos tramos, uno nacional y otro regional.

El tramo nacional del impuesto de sociedades es conocido como IRES (imposta sul reddito delle società). El tipo para la mayoría de empresas es del 24%. Pero para empresas financieras sube hasta el 27,5%.

El tramo regional es conocido como IRAP (imposta regionale sulle attività produttive). El tipo general es del 3,5%. Sin embargo, los bancos están sujetos a un tipo del 4,65%. Por su parte, las empresas de seguros deben hacer frente a un IRAP del 5,9% de sus beneficios.

Así pues, si tenemos en cuenta ambos tramos, podemos concluir que el tipo general del impuesto de sociedades en Italia es del 27,5%. Pero es importante tener presente los distintos tratamientos que reciben las empresas:

  • Tipo general combinado: 27,5%
  • Tipo para bancos combinado: 32,15%
  • Tipo para empresas de seguros combinado: 33,4%

Esto significa que Italia se sitúa en la franja media-alta en cuanto a fiscalidad para las empresas.

Impuestos inmobiliarios

En la mayoría de países, la compra y la posesión de inmuebles acarrea el pago de impuestos. E Italia no es una excepción.

Impuestos sobre la compra de una vivienda

A la hora de comprar un piso o una casa en Italia, también vamos a tener que pagar impuestos. Éstos van a depender de si compramos una vivienda de primera o segunda mano, del tipo de vivienda y de si se trata de nuestra primera residencia o no.

En el caso de comprar una vivienda de nueva construcción en Italia, vamos a tener que pagar IVA. El tipo del IVA será del 4% si se trata de nuestra vivienda habitual, o del 10% si se trata de una vivienda adicional. Además, si se trata de una vivienda considerada “de lujo” por las autoridades, el IVA aplicable será del 22%.

En cuanto a las viviendas de segunda mano, su compra suele estar menos gravada. En caso de adquirir una vivienda como primera residencia, tendremos que pagar el 2% del valor catastral en impuestos. Si se trata de una vivienda adicional, vamos a tener que pagar el 9% del valor catastral.

Ten en cuenta, sin embargo, que el valor catastral puede ser muy distinto del valor de mercado que acabemos pagando. Aunque no tiene por qué ser así. Esto dependerá del municipio donde compremos y de cuándo hubiera comprado la vivienda el vendedor.

Impuestos sobre la propiedad

Una vez somos los propietarios de un inmueble, vamos a tener que pagar impuestos de forma regular. El impuesto inmobiliario principal en Italia es el IMU (imposta municipale unica), que es similar al IBI en España.

El IMU varía en función de muchas variables, incluyendo el municipio donde esté situado el inmueble, el tipo de vivienda y su tamaño. Se sitúa entre el 0,2 y el 0,76% del valor registrado. Obviamente, debido a que el valor registrado puede variar mucho de un municipio a otro, ésta es otra variable que debemos tener en cuenta.

Además de eso, algunos municipios también cobran tasas adicionales por conceptos como la recogida de basuras.

Por último, si nuestro inmueble es una vivienda disponible para nuestro uso (no está alquilada a otros), también vamos a tener que pagar un pequeño importe como alquiler imputado en el impuesto de la renta. En otras palabras, el fisco asume que cobramos un alquiler de nosotros mismos. En cualquier caso, tal coste suele ser muy bajo.

Situación de las finanzas públicas italianas

Ahora que ya hemos analizados el sistema fiscal en Italia, es momento de echar un vistazo a la situación de las finanzas del país, que no son nada buenas. A fin de cuentas, esto nos da pistas sobre si los impuestos actuales son sostenibles a largo plazo o deberán ser aumentados para cuadrar los presupuestos.

Italia es el tercer país del mundo con una ratio más elevada de deuda pública en relación al tamaño de su economía. A principios de 2021, la ratio se situaba en el 157,1%. Tan solo Japón y Grecia tienen un nivel de deuda más elevado.

De hecho, Italia tiene la prima de riesgo más alta de la zona euro, debido a que el país, al contrario que Grecia, siempre se ha negado a llevar a cabo reformas de calado. Por lo que su deuda nunca ha dejado de aumentar.

Un aspecto curioso sobre Italia es que sus finanzas públicas llevan mucho tiempo en mal estado. Ya a principios de los años 90 el nivel de deuda pública superó el 100% del PIB.

Eso contrasta con otros países de la zona euro, como España o Francia, cuyas finanzas son también muy frágiles, pero debido principalmente a cómo se han gestionado esos países desde el inicio de la crisis de 2008.

El siguiente gráfico muestra el nivel de deuda pública en Italia desde 1988:

Datos del FMI

Como ves, los problemas en Italia no son nuevos. Sin embargo, sí que nos dan una idea de hacia dónde se puede dirigir el país en el futuro.

Conclusión

Italia no es el país más atractivo del mundo a nivel fiscal. Por lo que no deberías plantearte ir a vivir allí si esa es tu principal motivación. No obstante, no hay duda de que puede ser un sitio maravilloso. Por lo que puede ser un buen lugar en el que jubilarse o vivir un tiempo.

Como siempre, lo importante es llevar a cabo un análisis completo, de forma que podamos tomar una decisión óptima. O simplemente para tratar de entender por qué ciertos países funcionan mejor que otros. Y qué deberíamos hacer para experimentar mejoras en el futuro.

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Publicado en Impuestos

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