Hay muchos motivos para invertir en acciones. Sin embargo, y a pesar de su atractivo, diversificar más allá del mercado bursátil es lo recomendable. Aquí te diré por qué deberíamos diversificar la inversión en acciones.
Contenido
- Introducción
- Rendimientos históricos
- Grandes caídas
- Periodos largos con rendimientos bajos
- Cómo diversificar más allá de las acciones
Introducción
Las acciones son un tipo de activo que responde muy positivamente al crecimiento económico y a la buena política monetaria. Si a eso le añades un marco jurídico sólido y un mercado de capitales abierto, aún mejor.
La necesidad de diversificar más allá del mercado bursátil tiene dos causas principales. Por un lado, no podemos tener certeza absoluta de que las cosas que son positivas para las acciones vayan a ocurrir en el futuro, por lo que hay que estar también preparados para escenarios alternativos.
Por el otro lado, el mercado bursátil puede ser objeto de burbujas. Si tenemos la mala fortuna de entrar cuando la bolsa está muy alta y cae después, vamos a sufrir grandes pérdidas y no tendremos pólvora seca para aprovechar la caída y comprar barato. De nuevo, como es difícil saber si hay una burbuja o cuándo ésta va a petar, es mejor estar preparados para todo.
Rendimientos históricos
Lo más útil para convencernos de la necesidad de diversificar es echar un vistazo a los rendimientos históricos. Para ello, nos fijaremos en los índices bursátiles más importantes de tres de las mayores economías mundiales, representativas además de distintos continentes: Estados Unidos, Japón y Alemania.
Los rendimientos de la tabla son rendimientos anualizados e incluyen los dividendos cobrados, que asumen ser reinvertidos. Como verás, los rendimientos están en divisa local.
Para poder juzgar si los rendimientos son buenos o malos, hay que compararlos con la inflación en cada uno de estos países. Un rendimiento positivo inferior a la inflación significa que, en términos reales, hemos perdido dinero.
El rojo significa pérdidas en términos reales. El amarillo un rendimiento real cercano al 0%. Y el verde representa ganancias con niveles superiores a la inflación. También encontramos el cambio de precio del oro en dólares.
Podemos sacar varias conclusiones de los datos de la tabla:
En primer lugar, vale la pena diversificar internacionalmente. A pesar de que los mercados están hoy en día más correlacionados que en el pasado, los rendimientos no son iguales. Si invertimos en distintas regiones, aumentamos la posibilidad de conseguir rendimientos positivos y estamos menos expuestos a escenarios adversos.
En segundo lugar, la inflación es un dato muy importante. Conseguir rendimientos nominales positivos no lo es todo. Si la tasa de inflación es superior al retorno obtenido, los resultados son negativos. Y, por otro lado, recuerda que la inflación oficial suele ser algo inferior a la real, debido a que las autoridades de un país suelen estar interesadas en dar datos de inflación cuanto más bajos mejor.
En tercer lugar, y lo más importante: el oro ofrece una diversificación increíble. La década de los 70, que fue bastante negativa para las acciones, vio al metal amarillo subir un 34% anual. Sí, un 34% anual. Lo mismo se puede decir sobre la primera década del milenio actual. Por el contrario, sus malos resultados en los años 80 y 90 son compensados por rendimientos generalmente muy buenos en las acciones.
Como ves, conviene estar bien diversificado. No sabemos lo que va a ocurrir en el futuro. Pero el pasado nos dice lo que podría ocurrir. Y lo bueno de estar diversificado es que los rendimientos malos están limitados a nuestra inversión inicial, mientras que los buenos no tienen límite por arriba.
Grandes caídas
Otro motivo por el que conviene diversificar más allá del mercado bursátil es para aguantar mejor las caídas. A toro pasado es muy fácil decir que vamos a largo y que hay que tener paciencia. Sin embargo, las caídas pueden ser muy duras y prolongarse en el tiempo.
A pesar de que siempre es una buena estrategia hacer dollar cost averaging, o sea, comprar de forma regular en distintos momentos, eso no es suficiente. Si has estado invirtiendo de forma mensual durante 5 años y hay una caída importante, que lleva al mercado a niveles mucho más bajos de los que había cuando empezaste, las pérdidas serán significativas.
Tener inversiones que aguanten mejor el chaparrón, o que incluso ganen en tal escenario, es clave. Por un lado, nos permiten aguantar mejor emocionalmente. Por el otro, hacen que tengamos pólvora seca para comprar acciones cuando éstas se ponen muy baratas.
En el siguiente apartado encontrarás una tabla con algunas de las mayores caídas históricas del S&P 500.
Periodos largos con rendimientos bajos
Como consecuencia de las grandes caídas que ocurren de vez en cuando, hay una probabilidad bastante alta de que en algún momento nos toque pasar un largo periodo de malos rendimientos.
Si combinamos un crash bursátil con una recuperación relativamente lenta, podemos tener que esperar varios años hasta que volvamos al punto inicial. Y si tenemos en cuenta el efecto de la inflación, la espera va a ser aún más larga.
No obstante, gracias a la diversificación, a lo largo de ese periodo otros activos habrán dado buenos rendimientos. Eso nos permitirá sobrevivir al desastre bursátil sin rasguños. Y, además, hará posible que nos beneficiemos, ya que tendremos dinero para comprar acciones a precios de derribo.
El problema es que, aunque mucha gente invierte para el largo plazo, su análisis está limitado a unos pocos años. El único crash sufrido desde 2009 ha sido el de marzo de 2020. Y la respuesta de los bancos centrales fue tan contundente que realmente se quedó en casi nada.
Sin embargo, esto no es lo normal. La política monetaria que tenemos actualmente es consecuencia de la crisis de 2008. Pero si nos fijamos en lo que ha pasado a lo largo de la historia, veremos que los cambios son constantes. Por mucho que algo nos parezca permanente mientras lo vivimos, no lo es ni mucho menos.
Algunos ejemplos
La siguiente tabla muestra algunas de las mayores caídas históricas del S&P 500 y el tiempo que se tardó en recuperar el nivel previo al del crash:
Como puedes ver, las caídas pueden llegar a ser muy fuertes, incluso superiores al 50%. La recuperación puede tardar mucho tiempo. De hecho, si te fijas bien, verás que la recuperación del crash empezado en marzo del año 2000 se consiguió en mayo de 2007.
Pero dos meses más tarde ya volvía a haber turbulencias en la bolsa, que desembocaron en la gran crisis financiera del año 2008. Por lo que el nivel conseguido a principios del año 2000 tan solo se superó en 2013. Y ahí no estamos teniendo en cuenta la inflación.
Lo mismo se puede decir sobre el crash de los años 70. Esa caída de casi el 50%, que tardó más de 7 años en recuperarse de forma nominal, tuvo lugar durante la época de la estanflación. Como hemos visto anteriormente, la inflación en los años 70 se situó de media cerca del 8% anual.
Si hubiéramos tenido otros activos en nuestra cartera, no solo habríamos sido capaces de amortiguar esas caídas, sino que hubiéramos experimentado rendimientos muy positivos.
Cómo diversificar más allá de las acciones
Para diversificar de forma óptima debemos conseguir dos objetivos: reducir el riesgo y mantener rendimientos potenciales elevados.
Normalmente el riesgo se mide fijándonos en la volatilidad. La volatilidad explica cuánto se mueve un activo, y es una métrica útil. Siempre es mejor un activo cuyo precio es estable hacia arriba, que uno cuyo precio es muy variable. Sin embargo, la volatilidad no lo es todo.
Otra medida importante es fijarse en las caídas máximas. Como has visto, caídas del 50% son relativamente normales en la bolsa de vez en cuando. Y tú nunca te debes poner en una posición en la que esto pueda ocurrirle al total de tu cartera.
Gracias a tener distintos activos en la cartera, reduces la volatilidad y disminuyes el tamaño de las caídas. Además, si todos los activos tienen rendimientos esperados positivos, el rendimiento potencial de la cartera sigue siendo alto.
En mi opinión, una cartera debería tener acciones de todo el mundo (tanto mercados desarrollados como emergentes), oro, commodities, bonos y algo de cash. Te dejo el enlace a un artículo donde te explico cómo puedes construir una cartera realmente todoterreno de forma muy fácil, a bajo coste y con rendimientos potenciales muy atractivos:
Cómo invertir 50.000 euros de forma brillante y sencilla
Fuera de la cartera, y como parte del proceso de diversificación, los inmuebles también son un activo a tener en cuenta. Lo mejor de la inversión inmobiliaria es que es la única que te permite usar deuda de forma barata y segura. Eso hace que, si tomas una buena decisión, los rendimientos puedan ser muy buenos.
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Finanzas Claras
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